La comunidad de Hurlingham sigue siendo azotada por una preocupante ola de robos que parece no tener fin. A pesar de las medidas de seguridad implementadas, como cámaras de vigilancia y alarmas vecinales, y el constante alerta de los residentes, los índices delictivos en el distrito continúan en aumento.

A diario, se registran más de 10 incidentes de inseguridad que dejan a los ciudadanos de Hurlingham en la mira de los delincuentes, quienes actúan impunemente. Un reciente incidente ilustra la gravedad de la situación: un ladrón fue captado por una cámara de seguridad mientras se apoderaba de una bicicleta perteneciente a un ciudadano de la localidad, ocurriendo en la conocida zona de la «Z», la conocida cancha de futbol que es bien conocida por los ciudadanos de William C. Morris . El afectado, lleno de impotencia, denunció el crimen con la esperanza de que la comunidad pueda identificar al delincuente y recuperar el medio de transporte sustraído.

La falta de acción efectiva por parte de las autoridades municipales a cargo de Damian Selci para frenar esta ola de robos ha dejado a los habitantes de Hurlingham en un estado de vulnerabilidad constante. Los residentes de la localidad se sienten desprotegidos y temen por su seguridad y la de sus familias mientras los delincuentes siguen operando con total impunidad en las calles.