El sistema de importaciones argentino enfrenta una crisis de dimensiones preocupantes, y esta vez la fruta tropical, específicamente la banana, ha sido el foco de un conflicto que involucra a productores de Bolivia y Paraguay. La acumulación de deudas millonarias por parte de importadores locales, que ascienden a USD 10 millones con productores paraguayos y unos USD 12 millones con bolivianos, ha llevado a una interrupción abrupta en la importación de este producto esencial.

La deuda acumulada de USD 10 millones con los productores paraguayos se concentra en las regiones de Caaguazú, San Pedro y Cordillera. Por otro lado, los USD 12 millones adeudados a Bolivia corresponden a transacciones con la región de Cochabamba. Esta problemática, más allá de ser estrictamente comercial, afecta directamente a unas 2.500 familias y paraliza la cadena de valor, poniendo en riesgo la estabilidad económica de los productores y la sostenibilidad de sus actividades. Los productores paraguayos realizaron una manifestación frente a la embajada argentina en Asunción para reclamar por el pago de las deudas pendientes. En un acto simbólico, distribuyeron parte de su producción de forma gratuita, evidenciando el impacto económico y la falta de resolución del conflicto. La situación en Bolivia no es diferente. Los productores del país vecino se han visto afectados por la falta de pagos desde hace meses. En una reciente protesta en La Paz, los productores manifestaron su descontento por no recibir dólares desde agosto, lo que ha llevado a la crisis de numerosas empresas y a la interrupción de las cadenas de pagos. Se estima que alrededor de 22.000 familias bolivianas dependen de esta industria.

Tanto Paraguay como Bolivia han decidido suspender las ventas de bananas a Argentina hasta que se resuelva el conflicto y el gobierno permita la liberación de dólares para realizar los pagos correspondientes.

La resolución del conflicto no parece cercana. A pesar de los esfuerzos de representantes de la Cámara Paraguaya Exportadora del Banano y la Piña, que viajaron a Buenos Aires para exigir el pago de las deudas y reanudar las relaciones comerciales, el acceso a dólares sigue restringido y los pagos permanecen retrasados. La presión se intensifica a nivel local, con los propios importadores demandando el acceso a dólares para honrar sus compromisos. Las cámaras empresariales, como la Unión Industrial Argentina (UIA), también alertan sobre la tensión en las cadenas productivas debido a los obstáculos para adquirir insumos necesarios para la producción.

Este problema no es aislado. Varios sectores han enfrentado dificultades para cumplir con los montos y plazos de pago de importaciones en esta temporada. Recientemente, un proveedor de cobre brasileño comunicó a empresas argentinas productoras de cables su decisión de suspender las ventas hasta normalizar los pagos. El impacto se refleja en el aumento de la deuda externa del sector privado. El último informe de Balanza de Pagos del Indec revela que las empresas argentinas deben USD 19.645 millones por créditos y anticipos comerciales, principalmente por importaciones pendientes de pago, generando un déficit en aumento desde hace más de una década.