Este viernes, un fallo crítico en los sistemas de Microsoft ha provocado un verdadero caos a nivel mundial, afectando a numerosas empresas, servicios e instalaciones. El problema se originó en una actualización de seguridad de Windows, ejecutada por la plataforma de ciberseguridad CrowdStrike, a las ocho de la mañana. Este incidente ha generado interrupciones masivas en las compañías que utilizan este sistema, con un impacto particularmente severo en las aerolíneas.

La actualización defectuosa afectó inicialmente a los sistemas en Estados Unidos, pero no tardó en propagarse globalmente, llegando a afectar a países como España. Las características pantallas azules de error de Windows comenzaron a aparecer en los aeropuertos de todo el mundo, causando un desorden significativo y largas colas de pasajeros varados.

Las consecuencias fueron inmediatas y caóticas. Aeropuertos de todo el mundo, incluyendo los principales hubs como El Prat en Barcelona y Barajas en Madrid, se vieron inundados de pasajeros frustrados, enfrentando retrasos que superaban los 40 minutos en algunos casos. La situación se agravó al tener que realizar facturaciones y embarques de manera manual, un proceso mucho más lento y propenso a errores.

La desesperación entre los pasajeros fue palpable. Con los sistemas fuera de servicio, las colas se alargaron interminablemente, y la incertidumbre sobre la hora de salida de los vuelos solo aumentaba la frustración. A lo largo del día, las redes sociales se llenaron de comentarios y especulaciones sobre un posible «hackeo» a los sistemas aeroportuarios, alimentando el miedo y la confusión entre los viajeros.

Ante la creciente confusión, Aena, la entidad gestora de aeropuertos en España, emitió un comunicado en sus redes sociales para aclarar la situación. «Debido a una incidencia en el sistema informático, se están produciendo alteraciones en los sistemas de Aena y en los aeropuertos de la red en España, lo que podría provocar retrasos. Estamos trabajando para solucionarlo lo antes posible», informaron.

Además, Aena explicó que las operaciones se estaban llevando a cabo mediante sistemas manuales mientras se resolvía el problema, lo que contribuyó a los retrasos y complicaciones adicionales en el manejo de vuelos y pasajeros.

El problema no se limitó solo a España y Estados Unidos. Aeropuertos en todo el mundo reportaron incidencias similares, con miles de pasajeros afectados en destinos clave de Europa, Asia y América Latina. La sincronización de sistemas globales de vuelo se vio seriamente comprometida, afectando no solo a los vuelos locales sino también a las conexiones internacionales. Las aerolíneas fueron una de las industrias más afectadas por este fallo. La necesidad de recurrir a procesos manuales no solo generó retrasos, sino que también incrementó el estrés y la carga de trabajo para el personal de las aerolíneas. Las demoras en los vuelos afectaron la programación de tripulaciones y el despacho de vuelos, generando un efecto dominó que complicó aún más la operatividad del día.

Los testimonios de los pasajeros varados en los aeropuertos fueron variados, pero todos compartían una constante: la frustración. «Estaba listo para embarcar y, de repente, todo se detuvo. Nos dijeron que había un problema con los sistemas y que tendríamos que esperar. Las colas eran interminables», comentó Ana Martínez, una pasajera en El Prat.

Otro pasajero, John Smith, quien viajaba desde Nueva York a Londres, relató: «Nunca había visto algo así. La gente estaba desesperada, algunos estaban muy molestos y otros simplemente resignados. Fue un desastre total».