La emblemática obra de ingeniería conocida como el Canal de Panamá se enfrenta a un desafío importante debido a los efectos de la sequía que afecta a la región. Las últimas semanas han sido testigo de una reducción significativa en los niveles de agua, lo que ha llevado a las autoridades a tomar medidas para mantener las operaciones, aunque con consecuencias notables.
La sequía ha estado afectando a gran parte de Centroamérica durante varios meses, agravada por la presencia del fenómeno climático El Niño. Los expertos advierten que esto podría resultar en un aumento de las temperaturas, haciendo que los años 2023 y 2024 sean los más cálidos registrados hasta ahora, y provocando un clima más seco en la región.
Esta falta de lluvias ha impactado directamente en las precipitaciones y en la cantidad de agua almacenada en el Lago Gatún, crucial para abastecer el canal. La dinámica de tránsito a través de las esclusas depende de esta agua dulce, que regula y permite que los barcos más grandes floten a través de un flujo controlado.
«Cuando comenzó la estación seca, los niveles de agua del lago estaban en su punto más alto. Sin embargo, la prolongación de la estación seca ha tenido un impacto significativo», explicó una autoridad del Canal.
Estas condiciones climáticas adversas han llevado a cambios en las operaciones del Canal. Para asegurar un uso sostenible del recurso hídrico, se han implementado medidas como la restricción del número de buques diarios que pueden utilizar el canal y la introducción de cargos por excedentes y límites de peso. Además, se ha establecido un calado máximo de 13,4 metros para los próximos meses. El administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, comunicó recientemente que se limitará el número de buques diarios que atraviesan el canal a 32, en comparación con los 36 o 38 habituales. Estas medidas buscan garantizar el uso responsable del agua en un momento de crisis.
La situación también ha tenido impacto en la economía. Alrededor de 130 buques han experimentado retrasos de entre 15 y 19 días, generando pérdidas millonarias. Además, se anticipa una disminución de entre USD 150 y USD 200 millones en los ingresos del próximo año fiscal.
Estas dificultades podrían repercutir en los precios de los bienes de consumo transportados, debido a las demoras y las nuevas tarifas que se han añadido a los costos de envío. Un ejemplo emblemático es el caso del buque Ever Max, que se vio obligado a descargar una parte de su carga en un puerto cercano debido a la reducción del calado en el canal. A pesar de estos desafíos, la Autoridad del Canal de Panamá destaca la importancia continua de esta vía en el comercio mundial y su capacidad para mantener su competitividad. Aunque enfrenta dificultades temporales, el Canal sigue siendo un punto clave en las rutas de comercio marítimo, conectando los océanos Atlántico y Pacífico y facilitando el tránsito de barcos de Asia y Estados Unidos sin necesidad de circunnavegar el Cabo de Hornos.
Construido entre 1904 y 1914 por Estados Unidos, el Canal de Panamá ha sido un pilar del comercio mundial. Aunque controlado exclusivamente por Estados Unidos hasta 1979, finalmente pasó a la administración local, manteniendo su rol esencial en el comercio internacional.
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